Me pregunto: ¿puede una persona resistirse al cambio? Pienso en Mariana, por ejemplo. El año pasado sus padres se separaron, ella cambió de trabajo, rompió con su novio después de cuatro años de relación y falleció su abuela a quien amaba y había sido su referente.

Pichon Riviere postulaba que el concepto de salud mental era “adaptarse activamente a los cambios”. No es fácil para Mariana. A Raúl lo sigue amando a pesar de que en el último tiempo las cosas entre ellos habían sufrido desgaste y no eran como al comienzo. Sin embargo, piensa que no va a encontrar a nadie mejor para compartir su vida. Para agregar peso a su desdicha, se enteró que Raúl tiene una nueva pareja. Eso no lo puede resistir.
Ella siente, como dice el tango, que todo tiempo pasado fue mejor. Mariana tiene 25 años y hasta hace un mes vivía con sus padres. Es única hija y ya estaba harta de las discusiones de su familia; hacía tiempo que planeaba irse a vivir sola. Hubiese querido que no fuese en estas circunstancias tan conflictivas, aunque la separación de sus padres le sirvió de empujón para la determinación de mudarse. ¡Cómo le haría falta su abuela en este momento!. No puede superar su muerte. Era con quien conversaba sobre sus problemas, quien la escuchaba sin apuro y no la juzgaba. ¡Son demasiados cambios juntos!

¿Qué nos sucede cuando sobrevienen los cambios? Hay algunos que los hemos deseado ardientemente y los recibimos felices de que hayan llegado. Otros son los que aparecen de repente, como los que le surgieron a Mariana. Ante el cambio sobrevienen temores. Miedo a la posibilidad de pérdida, miedo a abandonar la situación anterior y a aproximarnos a lo nuevo que no conocemos y nos produce ansiedad tan sólo con poner en marcha nuestra imaginación. Las etapas que una persona atraviesa cuando algo cambia en su vida personal o profesional, muchas veces se parecen a las etapas de un proceso de duelo: empezamos por negar que las cosas hayan cambiado o que vayan a cambiar. Nos enojamos y culpamos a otros de lo que nos está ocurriendo y pensamos : “¿Por qué a mi?, ¡es injusto!”. “Si me hubiesen dado tiempo para adaptarme…pero todo fue de golpe”. Finalmente, cuando llegamos a aceptar lo que nos atraviesa, descubrimos un estado de mayor tranquilidad. En ese proceso, crecemos.
Hablamos de resistencia porque, aunque estemos en una situación de insatisfacción, es lo que conocemos, a lo que estamos acostumbrados y no queremos cambiarlo porque no sabemos a dónde nos va a llevar ese cambio. Podría ser a un camino con mayores dificultades. Entonces utilizamos un mecanismo mediante el cual pretendemos que las cosas sigan funcionando como antes. Cuando las condiciones cambian, esta resistencia sólo sirve para agotarnos, tanto física como mentalmente. Resistimos en una angustiosa espera, siempre pensando cómo salir, pero sin tomar ninguna decisión.
Cuando alguien concreta el cambio, he escuchado relatos en los que esta frase está presente: “¿Cómo pude estar en esa situación? ¡No puedo creer que aguanté tanto!” Si hubiésemos sabido que estaríamos mejor después, si nos hubiésemos animado antes, el sufrimiento hubiese terminado más rápido. Quedarnos inmóviles nos procura una tranquilidad transitoria ficticia. No hacer nada, no cambiar nada, es también una elección de vida que conduce a lo contrario de lo que se está buscando. Cuando un cambio se impone, cerrarle la puerta implica clausurar un nuevo potencial.

“CONSIDERO QUE NO HAY QUE TENER MIEDO A LOS CAMBIOS. SON EXPERIENCIAS NUEVAS QUE, SI NO NOS SATISFACEN, TAMBIÉN PODEMOS CAMBIARLAS.”

Es sólo cuestión de animarse. Tratar de llevar a la realidad nuestros sueños para que no queden sólo en eso. Una pregunta útil para hacernos en este tipo de situaciones es ¿qué es lo peor que nos puede pasar? Desarrollemos nuestra visión catastrófica y seguro que, finalmente, las expectativas son muchísimo peores de lo que ocurrirá en la realidad y nos daremos cuenta de que el futuro no era tan malo como habíamos supuesto.

Frente al cambio hay tres posturas posibles: aceptarlo y resistirlo, enojarse y pelearse con él o negarlo y quedarse paralizado. Ante la pregunta de si el cambio es un peligro o una oportunidad, la respuesta está en nuestras manos.

Lic. Alicia Bittón
Psicóloga Clínica Terapeuta familiar y de pareja
https://www.facebook.com/Lic.Alicia.Bitton.Terapeuta/

wa.me/5491149281949