A veces, no hay que cruzar migraciones para disfrutar del mundo. Con esa simple consigna en mente, me decidí a hacer un tour gastronómico en Buenos Aires. Sí, un recorrido por la gastronomía internacional sin siquiera armar la valija o cargar el pasaporte.

Una consigna simple pero pretenciosa, inabarcable. Por eso, tuve que acotarla al gusto propio. Obviamente, quedaron infinidad de grandes restaurantes en Buenos Aires merecedores aunque más no sea de una mención, pero deberán esperar a una segunda recorrida.

Primer parada de este tour gastronómico en Buenos Aires: Sabores vasco-filipinos en Chacarita

Mi viaje a través de los sabores arrancó por Lekeitio, en la zona de Chacarita. Claro que cualquier viajero o habitante del País Vasco, entenderá que el nombre remite a la pequeña villa ubicada la provincia de Vizcaya. Un puedo con más de ocho siglos de historia, forjado sobre los acantilados del Mar Cantábrico, cuyas costumbres y gastronomía afortunadamente se han visto influenciadas por el mismo. El condimento filipino fue el resultado de la emigración de la familia de Shanti Abolitz, el dueño del lugar.

Gambas al ajillo

Este bodegón moderno sorprende primero con la decoración amena de paredes con fotos, cuadros, la infaltable bandera del País Vasco y un patio irresistible para los días de sol. Y después, claro, con sus sabrosos platos.

Un gazpacho y una brusqueta pueden abrir el universo de sabores. Un chorizo a la sidra con papa rota y pickles de pepino, unas exquisitas gambas al ajillo en su punto justo y, para cerrar, el Contrabando de Txipirones (los chipirones rellenos de la abuela). ¡Increíble lograr tanto sabor en un pequeño chipirón!

Contrabando de Txipirones Lekeitio

De reojo miraba la tortilla de los comensales de al lado, pero mis ansias podían más que mi estómago. Volveré por ella, sin dudas. Postre? Difícil pensar en él después de semejante panzada, pero el “Al carajillo”, una natilla de café con almíbar de Cointreau y balsámico, merece ser probada.

Abandonar el tour gastronómico en Buenos Aires en esta parada sería un grave error. Como también lo sería no pensar en un segundo, tercero o más post similares porque de restaurantes en Buenos Aires hay para hablar largo y tendido. Así que vamos a nuestra segunda parada del tour gastronómico en Buenos Aires:

Una embajada peruana en Palermo

Sentarse a la mesa en La Mar es viajar a través de los sabores a la auténtica gastronomía y cultura peruana. Cualquier mortal arrancaría por el cebiche, plato que el 70% de los habitantes del Perú consideran los representa mejor que ningún otro y que aquí no defrauda.

Resulta complicado sugerir un plato por encima de otro y seguramente harán falta más de una visita para probarlos a todos y tener una verdadera dimensión de lo que significa La Mar Cebichería. Acompañados por el Rosado La Mar de Bodega Zuccardi me entregué a una degustación que incluyó una Causa Tia Pochita, de pesto con pulpo anticuchado, mayonesa de aceitunas y un chimichurri de morrones y puntitos de huancaína; una Plancha burbujeante de langostinos asados en mantequilla de ajo, salsa de naranja y tausí con pac choy bebé y huevo frito; y una Orgía de Mariscos con langostinos, pescado y jibia con chalaca, palta y cancha; bañado con salsa tártara cevichera.

Chipirones

Y eso no fue todo, porque todavía quedaba el imperdible (sí, imperdible) Arroz Negro, un plato compuesto de arroz meloso con tinta de calamar al wok, chipirones y tomates asados, chimichurri de ajíes y crema cevichera. Imperdibles todos, La Mar le hace honor al Perú.

Y nos queda una última parada de este tour gastronómico. Como dije antes, el listado podría ser eterno y me queda la que a mi juicio es el mejor lugar de Buenos Aires para comer carne a la parrilla. Atentos lectores, prometo develarlo en un Tour gastronómico en Buenos Aires 2 y romper con el mito de que segundas partes nunca fueron buenas. Por ahora les acerco este otro imperdible:

La vera pizza napoletana en el centro

Claro, me dirán cómo puede competir una pizza con los sabores antes mencionados… Y sí, compite porque Cincinatti es casi una porción de Italia en el centro porteño.

La decoración con tonos verdes, rojos y blancos remite automáticamente al país mediterráneo. Y por supuesto, eso se continúa en la carta que incluye todos productos importados como la Salsa Divella, la Pasta Barilla, el Arroz Divella o el Café Lavazza,entre otros.

Pero eso no es todo, porque Cincinnati es el hogar de la vera pizza napoletana, su plato insignia. Para ello, los dueños del restó han estudiado en Nápoles y hasta se han traído un horno eléctrico especial cuyo interior está recubierto de piedra volcánica y que alcanza los 450ºC necesarios para lograr cocer una pizza en 50 segundos y asegurar el borde crocante y característico de la verdadera pizza de Nápoles. A su lado, otro horno a leña y gas logra las delicias con carnes, pescados, gratinados de pasta y los panes.

Cincinnati-2

Para recomendar? Los Langostinos crocantes (muy) apanados con copos de maíz y acompañados con una crema de ajo y leche y la exquisita (sí, exquisita) Burratina con jamón crudo, tomates confitados y rúcula (altamente recomendable). Y por supuesto, la pizza. Irse de Cincinatti sin probar una Quatro Formaggi (mozzarela, boconcino, gorgonzola y mascarpone) y o la Cincinnati (pomodoro, burrata, prosciutto italiano, tomates cherry y rúcula) es casi un crimen. Y ustedes saben cómo son los napolitanos…

Espero les haya gustado el post y vayan preparando sus papilas gustativas para disfrutar de Buenos Aires. O mejor dicho, del mundo en Buenos Aires.

 

@testergourmet

Fotos: Gentileza Lekeitio, La Mar Cebichería, Cincinatti.